sábado, 22 de diciembre de 2012

Queremos Plasmas

Muriendo despacio ,Tinderstick



¿A quien puede caberle alguna duda de que los mal llamados saqueos fueron instigados?
¿Quién puede creer que hambrientos argentinos prefirieron un carrito con un par de plasmas a un carro repleto de alimentos para su familia?
Situaciones como estas ya fueron lamentablemente vividas en este país.
Rosario fue sufrida testigo de los saqueos de 1989 que forzaron la salida del entonces presidente , Raúl Alfonsín. Vándalos de cara tapada, saquearon ,destruyeron y robaron supermercados de la ciudad que primero vio  a nuestra bandera. 
Defender al gobierno de entonces era una obligación cívica ineludible que el peronísmo todo esquivó en un acto de absoluta mezquindad. Muchos de aquellos políticos carroñeros hoy están en el gobierno, tomando de su propia medicina.
El gobierno pretende hacer creer que sindicalistas seguidores de Hugo Moyano se calzaron sus remeras verdes y fueron a romper Bariloche ,Campana y San Fernando, mostrando su mejor perfil a las cámaras.
A su vez, la CGT opositora mira para otro lado, como si el país entero no supiese que en cualquier balacera, pelea a cuchillazos, trompadas y sillazos, de los últimos cien años, es inevitable encontrar representantes de nuestra alta alcurnia sindical.
Todas estas son verdades de Perogrullo. 
Tuvo que pasar una semana de los saqueos/robos, para que la presidente reconozca públicamente  que los "desestabilizadores" provendrían del peronismo o del sindicalismo.
Chocolate ,Cris.
Como que en nuestro país hay gente con hambre que no tiene ni los seis pesos de Moreno. Gente sin trabajo, que vive de regalos disfrazados de inclusión. 
Verdades como que mientras los docentes de nuestro país pelean por dignificar su vivir, arrasan en su lucha pírrica a la educación nacional , con paros que quitan futuro a nuestros hijos.
Verdad como que nadie cree en la inexistencia de una inflación omnipresente.
Un país que consume forzado por la imposibilidad de ahorrar, es un país que cree que el futuro son los próximos quince minutos.

Esta claro, no hubo saqueos , hubo robos. Sencillamente. Tipificación: Robo en poblado y en banda. De 5  a 15 años, agravado por la participación de menores.
A investigar, Sra Justicia. (Roguemos que no le toque a Oyarbide) . A otra cosa.


Pero el tema , además, puede pasar por otro lado: ¿No será que “el pueblo” tan mentado en cadenas nacionales diarias, el mismo “pueblo” que  el gobierno dice tener como destino principal de su programa  de inclusión, esta cambiando de pretensiones?
¿No será que el “pueblo” ya no se conforma con planes de hambre sino que pretende mas?
El “pueblo” ve como el vicepresidente festeja sus cumpleaños fletando un avión privado para poder bucear con su novia, también ve como la Presidente y su hijo viajan al Calafate , a su propio hotel, mientras el país se incendia.
Es el "pueblo" el que se siente estúpido ante gobernantes que le quieren hacer festejar la recuperación de una fragata que ellos -negligentes hasta el hartazgo- anclaron en puerto hostil. Y mas estúpido aun cuando ve que usan los fondos publicos para expropiar terrenos de enemigos políticos en La Rural, mientras el país vive horas de zozobra.
Es el  “pueblo”  , testigo del despilfarro y la lujuria ,el que va cambiando velozmente sus proclamas, el que pretende seguir con el consumo desvergonzadamente impulsado por el Gobierno, solo que por otras vías.
En sus banderas se lee: “Plasmas para todos”

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Nací en Oslo




Nací en Oslo.

Nací en Oslo, Noruega. Tengo treinta y ocho años.
Me decidí a escribir estas líneas, sin saber aún  si serán unas pocas o si se convertirán en una larga y tediosa serie de enumeraciones, pero lo cierto es que siento la necesidad de contar, a quien quiera leerlo, lo que me pasa.
Tengo la certeza de recordar todo, absolutamente todo lo que viví, desde el día en que nací, hasta hoy, en el que comencé a escribir.
Reconozco que puede parecer inverosímil, y, por supuesto, imposible de comprobar, si lo que digo es cierto. ¿ cómo hacer para presentarles a ustedes un recuerdo que sucedió hace treinta y ocho años atrás, y en el que los únicos presentes éramos, por ejemplo, mi madre y yo? ¿Cómo hacer para que me crean que recuerdo, perfectamente y con lujo de detalles, la ropa que traía puesta Beatriz, una amiga de mi madre, una tarde de 1975, cuando vino a visitarnos?, ¿me creen ustedes si  les digo que no necesito cerrar los ojos para volver a sentir el aroma de aquellos árboles de tilo, que invadieron mi nariz en el  paseo que solíamos hacer, tarde tras tarde, con mi madre, en una primavera helada, hace treinta y cinco años?
En fin, seguramente, estas palabras solo servirán para saciar esta sed de desahogo que tengo, y que arrastro.
Pero, bueno, todo  comenzó más o menos así: nací como les dije, en Oslo, Noruega, hace treinta y ocho años. Mentiría si les digo que recuerdo algo de lo que pasó dentro de la panza de mamá. Solo dispongo de recuerdos vagos: oscuridad, temblores, ruidos apagados…y luego sí: Luz. Y Mas ruidos, diferentes, agudos. Y gritos. Mamá transpirando. Sangre en mi cara. Y por donde pudiera ver. Llanto, el mío. Lloré de frío  Si. De frío  Me envolvieron en una toalla. Mientras me llevaban, miré a mi madre. Aún no sabía su nombre. Era rubia, muy rubia, pero esa tarde la transpiración había oscurecido el color de sus cabellos, su cara, roja del esfuerzo, parecía relajada. Una enfermera colocaba un paño mojado en su frente, recibiendo una sonrisa de mi madre.
Me miró, mientras me iba, y cerró sus ojos. Los ojos, los suyos, eran verdes. Oscuros. Jamás  volví  a  ver ese color en los ojos de nadie.
Me llevaron, esos desconocidos  a los que llamaban doctores, a un cuarto luminoso pero sin ventanas, me apoyaron sobre una camilla aun más fría que la nieve que conocería tres años después. Me colocaron unos tubos transparentes y largos por mi nariz y por mi boca. Dejé de llorar. No podía hacerlo. Esperé. Uno de ellos me tomó de las axilas y apoyó mis pies sobre la camilla de nieve. Rió mientras le comentaba a su compañera lo que había hecho la noche anterior. Había sido, según su relato, una noche como tantas en un bar cercano, con más tragos que mujeres. Una ecuación divertida hasta cierto punto. Su compañera le preguntó si no sería momento de revertir esa ecuación, y lo acompaño con una risita nerviosa, en lo que supuse, sería una combinación de chiste e insinuación. El que me tenia de las axilas, sonrió.
¿Es necesario aclarar que no era que yo entendía lo que decían, ya que tenia minutos de vida, sino que años más tarde, recordé y aun recuerdo, todas y cada una de las palabras que se dijeron en ese cuarto, el tono de la risita nerviosa, cada uno de los frascos, los estantes, un poster, en noruego, promoviendo el cuidado dental, una botella de alcohol por la mitad, otra con  un liquido color marrón, llena ; en un estante, que en su borde inferior tenía un  letrero de papel, que decía, escrito  a mano, con una fibra gruesa: “HANDKLE”, había  muchas toallitas chicas y muy blancas, un cenicero (¿Qué haría ,allí, un cenicero?), un teléfono de pared color azul con una cinta adhesiva sobre la cual alguien había   escrito “316”…?
 Por si no les queda claro: no es que comprendía lo que me decían, o lo que escuchaba, sino que lo comprendo HOY, cuando lo recuerdo, tantos años después.
Cuando me llevaron con mi madre, no sólo escuché su nombre por primera vez, sino que vi a otra persona. Su cara había recuperado su color,  un rosado  suave y terso, su pelo, había sido recogido, en una especie de rodete, y sus ojos, seguían siendo de ese verde. Ese verde.
Mi madre se llamaba Clara. Me tomó en sus brazos y me apoyó en la cama, a su costado, con mi cabeza sobre su cuerpo. Sentí su calor y sentí la paz.  Recuerdo que estábamos solos, mi madre y yo. Me dormí casi al instante.
Podría  enumerar cada día que pasé con ella. Cada uno. Cada caricia, cada cuchara que, de su mano, entraba en mi boca. Innumerables tardes de paseos, en un  cochecito de grandes ruedas. Eran cuatro e iguales en tamaño. Tenía una gran capota de color café. En su interior, mamá guardaba unos juguetes con los que, se suponía, yo debía divertirme. Había uno, de plástico color celeste, que en su interior tenía como un líquido y estrellas que se movían. Ese, al que ella llamaba “chiche”, me gustaba. El resto, ositos de peluche que hacían ruidos extraños y otros diversos, me aburrían espantosamente.  Esos paseos me encantaban.  Mamá me  colocaba acostado, boca arriba, y yo veía pasar pájaros de todo tipo, nubes con formas hermosas y, sobre todo, hojas. Me fascinaba mirar las hojas de los arboles. Y ver como cambiaban de color en las diferentes épocas del año.  Como crecían. Como caían. Había un árbol en particular, un roble, que era mi preferido. Pocos árboles cambiaban su follaje como él. Verde casi azulado, a fines del invierno, anunciando primaveras de verde intenso, y luego, esos ocres, naranjas  y marrones de otoño. Mamá parecía saber  que era mi preferido. Y me dejaba debajo de  él varios minutos. Y me miraba. Me miraba mirar.
Mi padre era un ingeniero que trabajaba para una empresa internacional  y esa era la razón de que estuviéramos allí, en Oslo. El era alto, de pelo castaño y ojos marrones. Se llamaba Eugenio. Estaba muy poco en casa. Recuerdo su mano grande, acariciándome o teniendo mi cabeza apoyada sobre ella. A veces acercaba su nariz a la mía y la hacía chocar, suavemente, haciéndome reír.
Jugábamos mucho el poco tiempo que él estaba. Yo no comprendía porque no estaba más en casa, con mamá y conmigo. Si estábamos tan bien juntos, ¿Por qué no estábamos más tiempos juntos?  Tenía dos años. Yo tenía preguntas para muchas cosas pero respuestas para pocas.
Una noche papá no llego a cenar. Lo volví a ver tres años después. El estaba con una mujer que yo no conocía y ya no acercaba su nariz a la mía. Yo tenía ganas de estar con él. Le llaman extrañar. 
Con mamá viajamos a Argentina. Recuerdo el avión. Plateado. Gigante. Podría recordarles, cada una de las líneas que tenía pintadas en un costado y sobre las alas. Podría, si quisiese, relatarles quienes estaban sentados a nuestro lado, perfectos desconocidos que desde aquel  instante, habitan mi memoria. Y el sonido, agudo, que se instaló en mis oídos y que solo se alejó de mí dos días después de llegar.
Conocí a abuelos y a primos. Conocí casas nuevas y sabores de comidas. Conocí gentes y paisajes. Hasta que un día, paseando con mamá, ya sin el cochecito de las ruedas grandes, vi un roble. Creo no mentir si les digo que era igual. Su altura, su porte, su color. Tomé una hoja, del suelo, y la llevé a casa. La coloqué  en un libro que aún conserva. Recuerdo cada una de sus nervaduras. Una y todas.
Podría continuar detallando cada mañana, cada tarde, cada noche. Cada sabor, cada olor, cada sonido del viento al abrir cada ventana. Todos y cada uno de los sonidos que se producían a mí alrededor. Esa fuente de acero que cayó en la cocina aquella tarde de agosto, y me asustó. No recuerdo la caída y el susto. No. Recuerdo, además, cual era la fuente –la verde oscuro de metal, enlozada, con dibujos  en color blanco-, recuerdo las baldosas ,antiguas, con una flor de lis cada una, recuerdo como estaba puesta la mesa, esa tarde. Como entraba la luz por la ventana con cortinas amarillas -una corrida, la otra no-. Recuerdo el vapor que subía de una olla,  el olor, odiado, a brócoli. El almanaque atrasando varios meses. La heladera “Siam” con esa manija que parecía un picaporte. Recuerdo la hora las seis y treinta y cuatro. Recuerdo.
Recuerdo el canto del jardinero, que solo se acallaba cuando percibía que alguien se acercaba. Y cada rama que el cortaba. Y el olor de aquel fuego. Juntaba, el jardinero cantor, las hojas que poblaban el suelo de ocres y marrones y naranjas y pálidos verdes, y encendía un fuego que  formaba lenguas que trepaban en el aire, y mostraban , al que mirase a través de ellas, un mundo distinto,  borroso, inquieto, trepidante en formas y olores.  Con Mamá teníamos mucho cuidado y, sin que se dé cuenta,  escuchábamos su canto de tenor frustrado.
 El goteo de una canilla rota, en una especie de piletón que había en el cuarto de servicio de la que fue mi primera casa en Argentina. Esa gota de agua, repiqueteando en el piletón de metal, incesante. Puedo recordar cada una de esas gotas, verlas en el aire, silenciosas aun, y caer, en esa especie de camino verdoso, que formaba en el metal el agua interminable.
Una tarde de febrero, hace apenas unos años atrás,  estuve una hora recordando la hora que va entre las  16:45 y las 17:45 de otra tarde, la de mi cumpleaños número diez. Recuerdo los manteles que Mamá había comprado para la ocasión, con figuras de superhéroes. Recuerdo que alguien, una señora llamada Ofelia, amiga de mi abuela, se tiró encima una taza entera de té recién servido. Recuerdo el sonido de la taza al caer en el piso y romperse y luego (si, en ese orden), el grito de dolor de la señora. Veo, en esta tarde de febrero, cada uno de los pedazos de lo que ya no era ni un plato ni una taza. Veo, también,  el gesto de dolor de aquella señora, y la cara de preocupación de mamá. Puedo recordar cada detalle. Cada uno. El pañuelo celeste que sobresalía del bolsillo del traje de aquel señor siempre tan bien vestido, que se llamaba Manuel, y que era amigo de papá. El cortinado, de una tela que permitía pasar la luz, de color verde claro, y que, en una de sus puntas, estaba descosido y rozaba el piso, ensuciándose.  Demoré una hora en recordar aquella otra.
Podría describir cada uno de aquellos cuadernos, que mamá forraba con papeles de diferentes colores  para que yo llevase a la escuela. Y los dibujos que hacíamos, ella y yo, en cada comienzo de mes. Caratulas. Y los lápices, que guardaba en sus cajitas originales, más aun aquella lata - ya que era de metal - con cuarenta y ocho lápices hermosos. Recuerdo su marca,”Swano”.
Podría hablarles de mi primera novia. Me río mientras escribo la palabra “novia”, ya que, como tantas veces en este relato, yo tengo la sensación de conocer aquello de lo que hablo, aun antes de conocer la palabra que lo describe. Es así que yo sabía lo que era extrañar, antes de conocer la palabra “extrañar”. Y conocía a mi roble, antes de escuchar la palabra “roble”. Sin embargo no conocía aquello que sentí por primera vez al verla. Mucho tiempo después supe que era amor.
Que haya pasado tanto tiempo y  aun recuerde el olor de su cuello, queda disimulado en este relato entre tantos recuerdos. Me es difícil distinguir aún a mí, cual es la diferencia entre este recuerdo y otros, ya que, como les dije, yo me acuerdo de todo. Sin embargo, con el tiempo, fui dándome cuenta de la diferencia. La diferencia está en las emociones. La mayoría de los recuerdos no originan ninguna emoción y solo son eso, simples enumeraciones, frías, distantes. En cambio, hay recuerdos que erizan la piel. Otros que desprenden lágrimas. Otros que dibujan una sonrisa en mi cara.  Otros que me hacen temblar.
Cada vez que la recuerdo, tiemblo.
Podría enumerarles cada uno de los pliegues que  formaban en su cara de sonrisa eterna. Alrededor de sus ojos, pequeños surcos que adoraba acariciar. Cada una las pestañas enormes que adornaban sus ojos, vive en mi. Sus palabras. El sonido de esa risotada con la que culminaba cada frase. Un pequeño lunar, casi imperceptible, que se escondía tras su oreja, y del cual yo pretendía tener la exclusividad de su conocimiento.  Unos aros dorados,  pequeños, con una piedra roja, que supuse rubí. El aroma del costoso perfume que una tía le había traído de un viaje a Europa, suavemente dulzón, que se me hizo insoportable, cuando el amor se fue, y el aroma quedó, para siempre, en mi memoria.
Recuerdo cada uno de los días en los cuales fui al colegio, cada compañero, cada pupitre. Cada mapa, con sus colores, sus líneas punteadas separando países, el olor a viejo del pesado telón del salón de actos, tras el cual me escondí, en una tarde de travesuras.
Aquel salón enorme con pisos en damero, amarillo y blanco, en el cual pasábamos los recreos, los días de lluvia.
Recuerdo la universidad,  los grupos de amigos. Y de no tan amigos. Recuerdo el  alcohol. Recuerdo haberme confundido más de una vez. Recuerdo a Clara llorar. Llorar por mí. Las lagrimas que corren por sus mejillas y que ella, invariablemente oculta, cuando advierte que la observo, llenan de sal mi boca, una y otra vez, con cada martillar de mi memoria en mi vivir.
Tengo  treinta y ocho años. Acabo de llegar a la casa de mamá. Apenas media hora tardé en llegar, luego de haberla llamado por teléfono y no haberla encontrado.   Tengo la llave de su departamento. Saludo al encargado, y entro.
Al llegar a su piso, recorro el hall con la mirada y veo el periódico sobre el felpudo. Lo agarro, me lo coloco debajo del brazo y abro la puerta.
Digo su nombre y, enseguida, fuerte, ¡Mamá! No me contesta.  Veo la luz encendida de la sala.
Está sentada, con esos mismos ojos de un color verde como nunca vi otros, bien abiertos, veo su piel  del color blanquecino  de aquel día en que nací. En su mano, el frasco vacío de pastillas.
Esas pastillas que decidió usar para escapar. Sobre su regazo,  el viejo libro con aquella hoja de aquel roble.
Me siento  unos instantes, en su sillón bordó,  mirándola. Su mano helada me recordó a la camilla de nieve. Lloro como aquel día no pude, y más.
Tomo una vieja lapicera que ella guardaba en un cajón y unas hojas de un costoso  papel, casi transparente, como el que se usaba en las viejas cartas.
Comienzo  a escribir este relato con la íntima y furiosa ilusión de, una vez concluido, poder, simplemente y para siempre, olvidar.





lunes, 10 de diciembre de 2012

Árboles,sol, pájaros y café.

Papá:¿Que es la re-reelección? Pá: ¿Qué es una cautelar? ¿Porque hay varias CGT´s,Pá? 
En la mesa de la vereda del viejo café quedaba una medialuna y un poco de café frío. El sol pasaba entre las hojas en forma de espadas y cientos de pájaros despedían la tarde. Miré hacia una rama y luego a otra, no vi ninguno. 
A ver ,Hijo mio, vení que te explico: La reelección es la posibilidad que se le da a un gobernante a ser reelecto...
Si,Pa, ya sé ,pero yo te pregunté qué es la re-reelección...
Me decía esto casi sin mirarme ,mientras tecleaba vaya a saber que cosa en su smartphone.
Ah ,claro,titubeé,re-reelección.Es cuando un gobernante que ya fue reelecto, quiere ser electo nuevamente...
Pa...pero...¿eso no está prohibido? 
Si, hijo, si...esta expresamente prohibido por las leyes...mas que por las leyes, por LA ley, nuestra Constitución.
¿Entonces? 
Y , bueno, hijo, el tema es que algunas personas que llegan al poder, no se quieren ir, se creen indispensables, se olvidan de lo que dijeron , y quieren modificar la Constitución para poder ser reelectos. 
¿Modificar?¿Sólo porque ellos quieren? 
Lo que pasa ,hijo, es que algunos gobernantes no entienden que a las leyes hay que respetarlas no modificarlas.
¡Tenés razón! Respetarlas, repitió..sin embargo ¿Que raro,no?
¿Que raro, que?, pregunté.
Que el Gobierno quiera que los demás respeten las leyes cuando con la  ley de medios  hizo la vista gorda con la compra de C5N por Cristóbal López, el amigo de  Cris...¿Y ni hablar del manejo de la pauta oficial no,Pa?
En el reflejo de los vidrios del café  me vi con la boca abierta. La cerré rápidamente.
Claro,dije
¿Claro, que ,Pá?
Es como las cautelares, que me preguntaste antes ¿te acordás  -intenté zafar- .Las cautelares son acciones que se interponen en un juzgado para detener una decisión tomada por un juez.
¿Estas seguro, Pá?
Al borde de perder la paciencia le dije ,casi gritando:¿Porqué no usas ese telefonito que tenés y lo buscas,eh?
Bueno, Pa.
Tardó apenas unos minutos y me dijo:"Mirá lo que encontré,Pa, y leyó textual:"las medidas cautelares son providencias mediante las cuales se decide interinamente, en espera de que a través del proceso ordinario se perfeccione la decisión definitiva, una relación controvertida, de la indecisión de la cual, si ésta perdurase hasta la emanación de la providencia definitiva, podrían derivar a una de las partes daños irreparables..., la providencia cautelar consiste precisamente en una decisión anticipada y provisoria del mérito, destinada a durar hasta el momento en que a esta regulación provisoria de la relación controvertida se sobreponga la regulación de carácter estable que se puede conseguir a través del más lento proceso ordinario ...” (CALAMANDREI, Piero, “Introducción ...” op. cit., Edit. “El Foro”, 199...

¡Ah! Como la que el gobierno interpuso en Ghana por la Fragata...¿no? 
Si, hijo...¡Muy bien! Lo alenté.
Y entonces ,Pa,si el gobierno se puso contento porque el juez de Ghana hizo lugar a la cautelar (el lenguaje de mi hijo comenzaba a preocuparme) ¿Porqué se enojó cuando acá el juez extendió la cautelar por la ley de medios?
Se me atragantó la medialuna que había comenzado a comer. Hice silencio con la esperanza de que cambiara de tema.
Mucho no entiendo,Papi. 
Me enterneció el nene. Papi,me dijo.Sonreí.
Bue, después de todo, una cautelar es una decisión judicial menor...¿No es una sentencia ,no,Pá? ¿A las sentencias hay que obedecerlas sin chistar ,no?
Pensé en la sentencia de la Suprema Corte ordenando el pago a los jubilados. Pensé en otra sentencia de la Corte ordenando la reposición en su puesto del procurador de Santa Cruz, pensé en la recusación a Rafecas en la causa Ciccone,pensé -otra vez- en que ojalá cambie de tema. Lo hizo.

¿Y con la CGT,Pa? ¿Y con laS CGTES ,Pá? ¿Hay una buena y una mala?
Y,si...dudé... según el Gobierno , la CGT de Moyano es la CGT mala...
Pero -me interrumpió- ¿Moyano no es ese Sr de camperas carísimas que está en todas las fotos con Néstor ,el que chocaba con los piquetes del campo, cuando fue el problema de la 125?
Miré a mi hijo fijamente,tomé el ultimo -y espantoso- trago de café frío, hice un gesto al mozo para que nos cobre y le dije, mientras me paraba:
Vamos a caminar un poco, hijo, la tarde está hermosa, ¿no querés que hablemos de sexo?


viernes, 23 de noviembre de 2012

Las calas de Cris.

Pocas veces se han podido apreciar , no solo en la historia del país, sino del mundo, caídas tan abruptas del capital político recogido de las urnas , como en el caso del actual gobierno argentino. 
Cristina Fernández ha demostrado que se puede perder en menos de un año ,el remanido 54 % obtenido.
Hubiese sido impensable imaginar ,un año atrás  que este gobierno hilvanaría  una tras otra , situaciones que llevasen a su estado actual.
Es cierto que todo comenzó a despeñarse gracias a Amado Boudou, el elegido por su dedo divino, Boudou, el plan B de Cristina Eterna, el que no dejó error por cometer. Ciccone,Vanderbroele, Schoklender,Harley Davidson y La Renga. Basta para mi. 
¿Quien podía pensar que el peronismo le iba a perdonar la vida al capricho de la Eterna? Buitres conocidos ,mucho mas voraces que los que mastican fragatas, esperan ansiosos hincarle el pico.
La soberbia del "Vamos por Todo", el papelón de Harvard,las abusivas cadenas nacionales,los aprietes a todo aquel que no piense como ella, desde el abuelito tacaño hasta el broker que no presentó su declaración jurada...Una tras otra.
No habiendo Plan B para el 2015, los adoratrices de Cris retomaron la idea de la re re. Una utopía asesinada en el Congreso en un acuerdo entre radicales ,macristas y peronistas despechados.Chau Cris.
Nadie se anima a decirle la verdad. Su entorno se compone de aplaudidores rentados y vocacionales compradores del relato. 
La verdad, claramente expresada después del 8N y del 20 N es una sola: Cristina, fuiste.
De manera que , de lo que se trata , es de llegar. Al 2015, claro. Dignamente , sin papelones. 
Los americanos  llaman "lame duck" , el pato rengo, a los últimos dos años de un presidente que ya fue reelecto y que ,por lo tanto, debe entregar el poder. Dos años en los que el hombre mas poderoso del planeta empieza a notar que los que antes revoloteaban a su alrededor , ya no estan. Estan con otro.
Cristina ha hecho tan mal las cosas que sumó un año a su calvario. Faltan tres años para el 2015 y ya sabe que su sueño no va a poder ser. Ya se le animan. De la Sota en Córdoba,  Massa desde el paquetísimo nordelta, Macri, Urtubey, Moyano...pero sobre todo la gente. El 8N fue imposible de ocultar aun para los que le escriben el diario.
¿Cuanto tiempo puede pasar para que Scioli saque los pies del devaluado plato Cristinista? 
¿Cuanto tiempo puede pasar antes de que Caló -su propio gremio paró el 20N- y los Gordos se vean obligados a abandonar el patético papel que hoy desempeñan y ,oliendo a calas y sin tomar el café ,se rajen del velorio? 
Sabemos quienes  tienen las balas de plata. Solo resta esperar.

martes, 20 de noviembre de 2012

Sirenas y Dardo.

Parece mentira. La cantidad de cosas que pueden pasar en un día. No es pareja la vida,no. Hay días que pasan como sin querer,lentos,opacos. Al final de ellos ,si nos detuviésemos a pensar , seguramente no encontraríamos nada que valga la pena recordar. Un día mas.
Y ,en la otra punta del péndulo, hay días en el que pasan demasiadas cosas.Demasiadas.
Hoy ,20 de noviembre de 2012, es uno de ellos.

Vamos por partes:

Se realizó el primer paro en la -mal llamada- era Kirchner. 
Néstor murió. Esta es la era Fernández.
Un paro organizado y promovido por los mismos que incendiaron el país a radicales y a cuanto gobierno no saciara sus intereses. Escondidos detrás de un reclamo justo. Organizado, decía,  por amigos de Néstor convertidos en enemigos de Cristina. Es fácil : la torta no es tan grande ,muchachos ,y Cristina ya invitó a Máximo y sus amigos.
Un paro con piquetes. Que no dejaban ir a trabajar a quien quisiera hacerlo. Esta mal,muy mal.
Pero estos piquetes son los mismos piquetes fogoneados por el gobierno para cerrar las puertas de Clarín  y La Nación. Los mismos piquetes financiados por el gobierno para que D'Elia y sus amigos  le crisparan la ciudad a Macri. Y los mismos piquetes que el gobierno apoyó a ultranza en el corte de los puentes con Uruguay ,cuando ocurrió lo de las pasteras. (¿pasteras?¿pasteras?)
¿Puede el gobierno denunciar hoy lo que ayer promovió? Respuesta: si el gobierno se compone de Abal Medina, Randazzo y Anibal Fernandez -y varios de la misma laya-, si , se puede. El olvido en el poder no es una excepción, es una regla.
La presidente,enquistada en su 54 por ciento ,parece escuchar solo a sus sirenas camporistas que , como a Ulises,la conducirán al desastre. No se ve a, a estas alturas de su gobierno, voluntad de atarse a ningún mástil, ni nadie que la ate.
Cristina quiere quedar en la historia. Viendo que en la historia también quedaron personajes como:  Menem, Maria Julia, Lopez Rega, Lastiri,Firmenich,Isabelita y tantos otros,dan ganas de decirle al Sr Historiador: ¿no me hace un favor? Olvídese de mi.

En mi lugar de trabajo, militantes del billete, inescrupulosos que se declaran devotos de Cristina y , a la vez, son afiliados a un gremio opositor, se llenan la boca con palabras de las cuales nunca conocerán su significado. Nombran a Jauretche , pero solo hacen "zonceras", Se llenan la boca con J.W. Cooke,pero no lo leen  (Por las dudas , les recomiendo:"Atribuir móviles deshonestos a todos los que no piensan como uno, es típico de iracundos ensimismados en la adoración de su propia virtud que mediante personalizaciones sistemáticas tratan de dar algún sentido a sus pleitos sin grandeza") y mucho menos lo ponen en práctica. Promueven la inclusión , pero persiguen puestos rentados con monedas que sus incluidos nunca poseerán. Dicen: estamos para "gestionar", pero no guardan sus sellos al final del día. 

Saberme en la vereda de enfrente de ellos,  me tranquiliza,  aleja el  ribotril de mi futuro.


Mientras tanto , en mi ciudad, en el mismo día  sentenciaron a prisión perpetua al asesino de Dardo Molina.
La misma justicia que dejó libre al boxeador asesino ,que portando una BMW X5, pasó por encima a una mujer embarazada , matando a ella y a su bebé. La Justicia que tiene jueces con anillos millonarios. La justicia de los jueces que cobran fortunas , pero no pagan ganancias. Esta misma justicia lenta y corrupta,diseñada para aquellos que pueden costearse un alto honorario, esta vez fallo para el lado de los buenos.
No quisiera estar nunca en el lugar de su mujer, de su hermano,para saber si, con este fallo, se siente algún indicio de paz. Soy muy escéptico  lo sé. 
Me resulta difícil entender como esa mujer que escuchó a su marido decirle :"Te amo", solo dos días antes de morirse, después de luchar noventa y un días, pueda ahora sentirse mejor con esta sentencia.
¿Podrá su hermano Gustavo, admirable y admirado, promotor de marchas,incansable perseguidor de justicia, sentirse mejor? Ojala. Claro que sí.


Y en el medio de este día, con tantas cosas vividas por los demás  anda uno cargado de grises,preocupado por pequeñísimas cosas, como seguir vivo, como ser feliz.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Abel

(No estaría mal escuchar esto mientras lees.)




No sé si fue porque esta semana falleció el papá de un amigo.
Pudo ser, también, porque esta misma semana, mientras miraba televisión, recién llegado a casa del trabajo, vi como un ex tenista llamado Mariano Zabaleta, realizaba una nota en su Tandil natal. La nota era una mas  -al menos para mí- hasta el momento en el que el ex tenista devenido en periodista, decía: “Y ahora vamos a ir al Club de Rugby en el cual jugaba cuando era chico, allí me crié…”, contaba, incluso, que ya de grande y habiendo cambiado el rugby por el tenis, realizaba allí sus pretemporadas.
La cámara mostraba unas hermosas arboledas y las instalaciones del club, un humilde y a la vez hermoso club de provincia, con su casco de paredes blancas y techos de tejas.
Fue en ese momento, cuando Zabaleta abre la puerta acompañado por la cámara, para entrar al club, que la nota cobró otra dimensión para mí. “Y ahora les voy a presentar al presidente del Club Los Cardos, el  Sr Zabaleta, mi papá.”
La mirada del Zabaleta ex tenista y ahora periodista, hacia ese hombre canoso, sonriente, vestido con un traje marrón, lo decía todo. Amaba a ese hombre. Se abrazaron y siguieron con la entrevista, Zabaleta padre le dirigió unas palabras a la cámara, invitando con suma corrección y amabilidad a la gente a conocer al club y, al finalizar, Zabaleta hijo – a estas alturas el rotulo de hijo es más importante que cualquier otro- dirigiéndose a la cámara dice, orgulloso: “Chupáte esa mandarina”.
Repito, no sé si sensibilizado, quizás, por la experiencia que vivía mi amigo, o por esta magnífica nota, pero sentí, de manera casi física, la falta de mi viejo.
Mi viejo falleció en el 98. Muchos años atrás. El tiempo y la vida misma, que nos obliga a seguir adelante, se encargaron, lentamente el primero, mas rápido la segunda, de crear las asperezas en la piel que hagan que el ardor de su ausencia se sofoque.
Ni el tiempo, con ese esmerilado lento y atroz que todo lo puede, ha podido aun –y no podrá- hacerme olvidar algunas cosas de él.
No olvidaré nunca su ejemplo. Papá murió de cáncer. Un cáncer lento y fatal. Supe siempre –mi madre no quiso concurrir al primer diagnostico del doctor,luego lo supieron mis hermanos- que no había cura para él. Cuatro años.
Sufrí esos cuatro años la no deseada posesión de un secreto de espanto.
¿Cómo alegrarme con las circunstanciales mejorías que arrojaban los análisis?
¿Cómo olvidar las palabras del doctor:”Mirá, Gustavo, lo que dice la pantalla”. La pantalla era la página del Mount Sinaí Hospital, de New York. Me mostraba cosas que no quería leer y mucho menos entender: “Aun no hay nada para curar lo que tiene tu viejo, lo lamento”.
Anduve cuatro años construyendo sonrisas de mentira, palabras que me sonaban huecas. Que sabía huecas.
Nunca escuché a mi viejo quejarse de nada, pese a que el doctor me había dicho que los dolores serian muy fuertes.
Los rayos le quemaron las glándulas salivales. Ya no podía tragar sin acompañar el bocado con un trago de agua. No podía distinguir sabor alguno.
MI padre jamás dejo de salir cada sábado a cenar con su familia.
Las drogas que lo matan todo, fueron debilitándolo. Comenzó a coleccionar gorras, una de las cuales atesoro colgada de una pared.
Me enteré, después de fallecido, que los últimos tiempos no podía cargar con su liviano maletín, desde al auto, hasta su oficina. Un empleado lo hacía por él. Muchas veces coincidíamos en su llegada a su casa. Jamás me pidió que lo ayude con el maletín. Ni con ninguna otra cosa que implicase una preocupación para mí. Seguramente hizo lo mismo con mis hermanos.
Papá fue un hombre honesto y trabajador. Adjetivos no tan comunes hoy en día. Hoy parece ser más importante ser “vivo”, y conocer de atajos y chicanas. A diario vemos personas que ascienden como cometas en la escala social. La lenta subida del trabajo es para los tontos. No importa que en su ascenso se olviden de pagar impuestos, ni que subcontraten personal, tampoco que quiebren sus “empresas”, mientras sus casas mejoran y sus autos son cada vez más veloces.
Papá  me inoculo algunos virus: la puntualidad y la adoración al trabajo. Llegar tarde, faltar al trabajo…palabras inexistentes en su diccionario y, ahora, en el mío.
Cada vez que un momento difícil sobreviene, me resulta inevitable recordarlo.
Cuando, en mi trabajo, la injusticia se hace presente, y me encuentro en la soledad más absoluta, abandonado por todos, se hace presente en mi espejo en las mañanas y me da tranquilidad. Y me enseña a no ser con los demás igual que lo que fueron conmigo. Y me regala dignidad. La que a él le sobraba.
¡Cuánto me hubiese gustado compartir algunos años más con él! Caminar juntos, por la sombra, despacio. Prepararle asados. Destapar botellas. Que conozca a sus nietos.
Cuando al fin, papá murió, sentí un desahogo muy grande. Ya no era vida lo que él vivía. Solo un penoso transcurrir.
Fui a jugar al fútbol el día posterior a su muerte. 
No me daba cuenta aun que comenzaba, en ese exacto momento, la etapa en la que hoy me encuentro y en la que, seguramente, me encontraré: la de extrañarlo.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Gery

(Un poco de ambiente:"Such Great Heights" by Iron & Wine)



Comenzó de a poco, apenas una molestia. Había ido a jugar al fútbol y  lo primero que pensé fue: Es un golpe, ya se me va a pasar.
Una semana después, seguía sintiendo esa molestia a la que se resistía en ponerle el nombre de dolor. Me masajeaba un poco, suavemente, mientras trabajaba, mientras manejaba y la molestia desparecía.
Tomé los analgésicos de rigor. La molestia se fue.
Tres meses después, sonó el despertador, como cada mañana, me restregué los ojos, como cada mañana, y tomé impulso para incorporarme en la cama.
Grité tan fuerte como pude, Sin pensarlo, sin desearlo. Un dolor punzante me atravesaba. Allí mismo, donde aquella molestia.
Esperé unos minutos, respirando profundo, intentando relajarme y esperando que el dolor cediera. Unas gotas de sudor frío me acompañaron unos quince minutos, hasta que pude incorporarme, trabajosamente, y  llegar al baño.
Me di una ducha y me hice una promesa: Esta tarde voy al médico.
Esperé a que se hiciese media mañana, hasta que llegase la secretaria, Marita, eterna, impecable. Llamé por teléfono  Hola, Marita. ¿Cómo andás? ¿Bien? Me alegro. ¿Tendrás un turno? ¿Cómo que para cuando? ¡Para hoy! Marita me adoraba, decía que  le hacía acordar al sobrino. Marita era soltera. Solterona, diría mi tía Maruja.
Bueno, veníte a eso de las cinco que te hago un lugarcito.
No sentí  ningún dolor durante toda la mañana y pensé: ¡Típico! ¡Cómo el ruidito en el auto que nos vuelve locos y que cuando vamos al mecánico no aparece!
Al salir del trabajo, llevando varios paquetes entre manos, se me cayeron las llaves y al agacharme a buscarlas volvió el dolor, aguja, otra vez. Extrañamente me alegré. Ya sé que decirle al tordo, pensé. Acá, justo acá, me decía en voz baja, mientras me tocaba.
Me tomé un café a unas cuadras del consultorio, solo para hacer tiempo. Me senté en la vereda y cerré los ojos un instante. Inspiré. El olor de los tilos me llenó. Sonreí.
Media hora después esperaba el ascensor. Hola, Marita. ¿Todo bien? Me pareció repetir la pregunta de la mañana. Sí, todo bien…Sentáte que el doctor ya te atiende.
El Doctor se llamaba Andrés. Habíamos sido compañeros de estudios, en la secundaria, con los salesianos. Primero me había hecho atender por Jacinto, el papá de Andrés. Hasta que se jubiló. Fue algo natural. Me jubilo, nene, me dijo. Pero quedáte tranquilo, Andresito es un excelente doctor.
Ya hacia veinte años que me atendía con Andrés. Me conocía de memoria, cada capricho, cada temor.
Esperé  apenas  cinco minutos, como  me dijese Marita. La puerta se abrió, y Andrés, me dice: Pasá, Gery. Andrés era uno de los pocos a los que le permitía llamarme por el diminutivo de mi nombre, Gerardo, que tanto odiaba.
Apenas me senté, advertí que el color de las paredes era un verde seco diferente al amarillo maíz que recordaba. Se lo dije a Andrés. Eso significa que hace un montón que no venias…pintamos hace año y medio, me contestó.Me hizo subir a la balanza, mientras me preguntaba que me pasaba. Me duele acá. Me señaló   la camilla. Me acosté odiando el frío de la helada cuerina. ¿Acá? Me dijo, mientras apretaba suavemente con sus manos. ¡Sí! ¡Ahí! Dije, casi gritando.
Al finalizar la revisación, había algo que se salía de la rutina: su cara. ¿Qué pasa, Andrés? Nada, Gery, te voy a pedir unos chequeos. Rutina, nada raro. ¿Una resonancia magnética? Si, Gery. Ahí se ve todo claro, quedáte tranquilo. Yo no entendía bien que era lo que había que ver claro y no me quedé tranquilo.

La resonancia  demoró menos de lo pensado o eso me pareció , ya que me quedé dormido apenas empezó lo que ,al decir de los doctores que lo acompañaban en ese momento sería :”un ruido muy fuerte”.
Vamos a tener los resultados el martes por la tarde, me dijo una rubia demasiado maquillada que estaba en la recepción. Perfecto, le contesté.
El martes no pude pasar, lo hice recién el jueves. Retiré el sobre gigante con los resultados y fui para el consultorio de Andrés.
Cuando entré, Marita me recibió con un “Hola”, corto, seco. Tendrá un mal día, pensé.
Apenas unos minutos después, Andrés abrió la puerta y me llamó.
Evitó mirarme durante varios segundos, tomaba la lapicera y jugaba con ella, agarró el sobre con los resultados y lo corrió a un costado, tamborileaba los dedos. Finalmente, me miró y me dijo: Te vas a morir, Gery. Lo dijo suavemente, casi con compasión, con su cara tan blanca como su  guardapolvo. Me pasaron los resultados por mail, el martes. Llamé a varios colegas. Todos coinciden. Tenés un tumor en tu cerebro, inoperable.  Lo que te duele es la metástasis. Depende del crecimiento…
Lo miré unos segundos antes de hablar, tratando de contener un temblor que me subía por las piernas.
¿Cuánto me queda, Andrés?
Te decía, depende del crecimiento, pero en base a la experiencia en tumores similares, no más de tres meses, cuatro, a lo sumo.
¿Me va a doler?
Poco, tratable con analgésicos.
Andrés se paró, se agacho para abrazarlo y se largó a llorar.

En una situación inaudita, se encontró consolándolo, él al doctor, diciéndole que así es la vida mientras  palmeaba  su espalda.
Te dejo el sobre, le dijo al doctor, señalándole los resultados. ¿No querés tomar otra consulta?, LLevátelos. No, ya lo hiciste vos...suficiente.
 Me  paré. Está todo bien, terminé diciendo en el colmo del contrasentido.
Saludé con la mano a Marita quien, sin levantar la vista, me devolvió el saludo.
Salí a la vereda y miré hacia el cielo. Celeste absoluto. Era fin de agosto y una incipiente primavera dejaba ver soles y verdes.
Caminé unas cuadras sin rumbo, pero no perdido. Extrañamente tranquilo, planeando el escaso futuro.
Me subí al auto, encendí primero la música, luego el motor y conduje hacia mi casa.
Las siguientes dos semanas las pasé organizando una reunión. Utilizaría como excusa mi cumpleaños, aunque me  costaría justificarme ante mi familia, ya que no solía realizar reuniones para ello. Invité a mis amigos, unos veinte, de épocas diferentes, pero a los que consideraba profundamente. Mi familia, claro. Compañeros de trabajo. Algunos integrantes del equipo de fútbol de mi infancia, a quienes solía ver. Había un denominador común: no había ningún invitado de compromiso. Me preocupé en no olvidarme de nadie. Mandé mails y pedí por favor asistencia perfecta.
Sería un domingo, al mediodía.
El salón contratado para la ocasión era una cabaña muy grande ,con ventanales amplios y una hermosa vista a un gran espacio verde perfectamente cuidado. A lo lejos un molino en perfecto estado.
La asistencia fue perfecta, unas cincuenta personas. Fuí saludando a todos, uno a uno, recordando anécdotas, riendo, invitándoles una copa de vino o lo que quisieran tomar.
Una asistente del lugar se acercó y me dijo al oído que ya estaban todos.
Me  subí a una pequeña tarima, desde la cual veía todas y cada una de las caras y tomé un micrófono que estaba allí, apoyado sobre una mesita. Lo golpeé un par de veces, como había visto que hacia la gente que usaba esos aparatos. Yo jamás había usado uno.
Agradezco a todos por venir, amigos, amigas, familia…Hoy es mi cumpleaños número 45 un numero bastante redondo. Hubiese esperado a los cincuenta, créanme. Pero no va a poder ser.
Hace un mes me dieron unos resultados médicos. Me voy a morir en un par de meses más.
Miró a su hijo que tenia la misma cara que Andrés, aquel día. No se detuvo.
Y quería que estén todos, aquí, hoy, porque quiero que sepan que son la gente que más quiero. Y como son la gente que más quiero, necesito decirles que en estos meses solo quiero sonrisas. Y buen trato. Nada de enojos ni peleas. No más recriminaciones ni retos.
Quiero tratar bien y que me traten bien. Quiero amar y que me amen.
No quiero llantos. Si quieren llorar, háganlo a mis espaldas.
A ustedes los que me quieren les pido que me mientan, que me mientan mucho.
Pongan su mejor cara, aun sin ganas. Miéntanme, repitió.
Los errores cometidos ya no existen, ni existirán. Estos meses serán un recorrido de sonrisas y de abrazos. Y de besos. Comeremos la mejor comida y beberemos la mejor bebida.
Recordaremos anécdotas  e inventaremos otras.
Voy a pasar por tu casa, Raúl, y voy a aceptar esos feos mates que preparas y me van a gustar, créeme.
Miró a su mujer, con su maquillaje corrido por las lágrimas que intentaba controlar.
Al gordo Oscar, que era de piedra, le galopaba el pecho.
El flaco Pérez se había dado vuelta y miraba al molino como quien mira nada.


Hice un último recorrido visual desde la tarima, me acerqué al micrófono y dije: Se enfría la comida.
Comieron, bebieron y bailaron toda la tarde. A la nochecita se empezaron a despedir, sin grandes gestos, como siempre.
Gery se murió durmiendo la siesta, una tarde de enero. 

martes, 23 de octubre de 2012

Elvis, el ultimo.

Demasiado tiempo hace ya desde la ultima vez que fui al cine.Durante mi infancia y adolescencia fue la salida por excelencia. Esperar los estrenos -en aquellos tiempos varios meses después de su estreno mundial-, cambiarse, ir caminando ,siempre con mucha antelación, sacar las entradas -del medio hacia atrás, por favor-,hacer la cola. No siempre la economía hacia posible una golosina. Pero no había ningún problema. 
Entrar ,despacio pero ansiosos.Una moneda para el acomodador,que nos daba un programa por todos conocido,impreso en papel barato, en blanco y negro, con avisos de la pizzería de la otra cuadra y la tienda de un poco mas allá.
Y luego entrar. Al templo. Del silencio y de la fantasía. Todo podía ocurrir allí  La risa , la sorpresa, el llanto,la emoción. Alterada solo por  algún molesto celofán que envuelve caramelos de naranja.O tutti frutti.

Hace ya tiempo que no voy.El tiempo me ha barrido sin contemplaciones. Quizás en pos de la modernidad, quien sabe. Mi orgullo me hace callar. Me parece escuchar las voces que resonarían "Calláte, viejo"... ó:  "¿Como que no puedo comer mis nachos con enchilada?"...o : "¿Qué?¿Le molesta el ruido que hago al comer mis pochoclos?,No se preocupe solo compré un balde de cinco kilos..."
Preferí guardarme en mi casa, con mi  modesto dvd y mis 32 pulgadas. Estereo. Eso si, en mi sillón  gastado en donde tiene que estarlo,con una cavidad apenas hundida, casi imperceptible, en el apoya-brazos, en la que el vaso de scotch se establece a prueba de caídas.
En esas condiciones pude ver una de las mejores películas que vi.  Una película menor ,si de presupuesto hablamos,  pero enorme , si de lo que queremos hablar es de emociones.
Se llama "El Ultimo Elvis" y fue dirigida por  Armando Bó.
Decir que la película trata sobre la vida de un empleado fabril , separado, con una hija, y que se cree Elvis es minimizar lo que la película en realidad es.
En realidad la película trata sobre lo que queremos ser y no podemos ser. Sobre los sueños incumplidos que chocan contra la realidad de piedra. Trata sobre las relaciones acabadas, pero también acerca de aquellas relaciones que nos esperan y a las que , quizás, no podemos hacer frente.
Nunca me gustó demasiado ni Elvis ni su música pero -extrañamente- nunca pude dejar de sentir un cosquilleo al escuchar "A mi manera"  cantada por el. 
La escucho ahora mientras escribo y pienso en Carlos.
Carlos -así se llama el protagonista , un impresionante John Mc Inerny- vive escapando. Se traslada en un destartalado Ford Fairlaine,pero cree que conduce alguno de los cadillacs del Rey de Memphis. Prepara el sonido de sus paupérrimos shows en asociaciones de fomento y clubes de barrio, con un profesionalismo digno del mejor show de Las Vegas.
Su hija se llama Lisa Marie y llama a su mujer, Priscilla. Escapa. Carlos escapa constantemente de su vida.
Su matrimonio se hizo añicos hace rato, y ve a su hija solo a la salida del colegio.
Sin embargo un accidente hace que su ex mujer sea internada y el deba hacerse cargo de la niña .
Verlos sentados en el living de su desordenada y humildísima casa, mirando lo único que puede verse en su casa -recitales de Elvis- y comiendo sándwiches de manteca de maní y banana...como "El", nos da la pauta de la irreversibilidad de su vida.
Es un película de silencios y de música  No hay persecuciones, ni efectos especiales, mucho menos sexo. Pero hay miradas. Miradas desesperadas. Silencios que lo dicen todo.
Carlos es el peor Elvis. El Gordo, el decadente. El ultimo. Es el que nos conduce  por los suburbios de Buenos Aires. Y nos lleva en avión a Memphis, a Graceland. 
Y nos hace participe de un final tan anunciado como emocionante.

Un amigo al que le gustan "las de tiros", me hubiese dicho:"¿ Así termina?
Y yo le hubiese contestado -solo después de recuperarme-: "Si, así termina"

miércoles, 17 de octubre de 2012

Gracias, Señores Salvajes.

Son las 23: 40 de modo que ya casi es ayer.
Ayer,entonces, 17 de octubre,cerca de las 13:30 estaba trabajando cuando recibí una llamada de mi hija. 
Al ver en la pantalla,pensé en la llamada de rutina que me suele hacer para avisarme que había llegado bien a casa.
Pero no.
Casi no podía entenderla , de tanto sollozo. Le pedí que se calmase.Dejé lo que estaba haciendo,abrí los cajones tan rápido como pude. Las llaves del auto,los documentos.
Conduje mas rápido de lo debido. Pude matarme .Pude matar.
Llamé a  la mamá. Llamé a una vecina y le pedí que la ayude mientras yo llegaba.
Dos jóvenes (¿ jóvenes?¿muchachos?¿animales?) la sorprendieron , le robaron el celular, la tiraron al piso,la arrastraron,y -no contentos con ello- le pegaron una patada en la cara, tras lo cual se dieron a la fuga.
Llegué apenas unos minutos-años después.
Estaba con la vecina , quien le había dado hielo y ,lo mas importante, compañía.
La calmamos como pudimos,se dió un baño y corrimos al medico.
Nos atendió como necesitábamos,como humanos. (Gracias,Fernando!),apuró estudios,ecografías y placas.
Todo bien.Solo magullones y susto. Mucho susto.
Y muchas enseñanzas.
Gracias a estos jóvenes aprendí que tan débil uno se puede sentir. Que tan débil,  que tan poco, que tan nadie.
Gracias a estos jóvenes entendí que Cristina, la Perfecta, tenia razón ,una vez mas:La inseguridad es una sensación. Claro que si. Claro que se siente, Cris.
Gracias a estos jóvenes aprendí que tan cerca estoy del asesino que nunca quise ser. Si hubiese tenido un arma, si los hubiese cruzado...
Aprendí también que debemos sentirnos dichosos de vivir en nuestras jaulas doradas: afuera estan ellos.
Estas palabras estan dirigidas ,justamente,  a ellos:
 A ellos les doy las gracias. Gracias por no haber lastimado mas a mi bebé. Gracias por no haberla violado y sobre todo , gracias por no haberla matado.
Gracias. Muchas gracias, Señores Salvajes.

sábado, 13 de octubre de 2012

Cristina,La Perfecta.

El sector del peronismo y  FPV que apoya incondicionalmente a Cristina es , a no dudarlo, perfecto. Perfección que deriva de la propia perfección de su líder.  
Y aquí radica el mayor de sus problemas,su talón de Aquiles: la persona o sector que se cree perfecto ,asume como indubitable la ausencia de errores y -lo que es aun peor- pone en desuso o ,directamente,desarma,  todos los mecanismos para encontrar o mostrar el error. Es así que vemos  que la líder es rodeada por incondicionales que ,por creencia o por conveniencia, endulzan sus oídos con alabanzas loas y aplausos,pero que no se animan a marcarle ningún desacierto. ("Tenganle miedo a Dios y un poquito a mi..." : esta ya no es la versión tergiversada y manipulada de Clarín,sino la ajustada al estricto significado que Cristina le quiso dar, dicho esto por todos los incondicionales que salieron en su defensa: se lo dijo a sus funcionarios.)  
Una actitud como la de Dilma Rousseff ,quien desplazó a importantes miembros de su gobierno sospechados de corrupción  es contrastada con la actitud del gobierno ,encabezado por la propia Cristina, defendiendo al vicepresidente en el caso Ciccone, asumiendo costos altísimos.  ¿Que es lo que lleva a Cristina a asumir este tipo de actitud? ¿Es descabellado pensar que el defendido -Boudou- tiene mucho para decir en el supuesto caso en el que "le soltaran la mano"?¿Porque dejar que esto se piense?¿No era conveniente que ella licenciara a su vicepresidente y dejar que la justicia actúe?
Pero  este caso no es el único:
¿Que es lo que hace que Cristina erosione a su gobierno - y a si misma -  defendiendo a personajes como el secretario de Comercio, Guillermo Moreno? ¿Hasta cuando se lo defenderá del maltrato a sus ocasionales interlocutores, del manejo inéditamente discrecional del INDEC y sus indices, (por este motivo el impresentable secretario tiene reservado un lugar en la historia: ni la mas sangrienta de las dictaduras se atrevió a tergiversar y mentir acerca de los indices estadísticos argentinos),pero, sobre todo,de la impericia con la que vino llevando a cabo toda la política económica referente a exportaciones e importaciones,control del tipo de cambio , políticas de precios etc, invadiendo otras áreas de gobierno con todo desparpajo?¿podemos interpretar que Moreno lo hace sin el permiso de la presidente?


¿Que es lo que hace que Cristina tenga un gabinete compuesto por personas como : Nilda Garré, Abal Medina, Tomada  o Alak -entre otros- quienes en cada participación destilan incompetencia y soberbia, llevando las situaciones manejadas por ellos a un estado de cosas peor al que encontraron?

Los sucesos de Prefectura y Gendarmería mostraron a los dos primeros de la peor manera: No solucionaron el conflicto, lo empeoraron y le regalaron a la presidente una semana de un peligroso conflicto: no es necesario recordar que ambas fuerzas son fuerzas ARMADAS.
Por otra parte: el 7D ¿Con que fuerza piensa el gobierno desalojar a Clarín?


El ministro de Trabajo,tomando parte por la CGT oficialista, de manera inédita e impropia a su cargo, deja en claro porque a esta CGT se la llama como se la llama : CGT Balcarce. 



En cuanto a  Alak, ministro de -nunca tan inadecuada la  palabra- Justicia (¿podemos pensar  seriamente que alguien así puede ser ecuánime y hacer que la justicia sea independiente?): relacionar el secuestro del testigo en el caso Ferreyra, el Sr. Severo, con Clarín,entra en la galería de sucesos ridículos del año.



¿Que es lo que hace que Cristina primero designe y luego defienda a personas como estas en actos como estos?




¿Que es lo que hace que el gobierno haya hecho suyas palabras como "militante" y "relato" y luego las manipule al extremo de desvirtuarlas? ¿Como entender si no, que una persona que apoya al gobierno y lo defienda fervorosamente sea un "militante" , pero que , cuando un joven que estudia en una universidad extranjera a la cual concurre la presidente a contestar preguntas, le haga a esta una pregunta incomoda, este joven es considerado parte de una "confabulación" porque pertenece a una fuerza opositora ,el PRO ? ¿No debería este joven ser considerado un "militante", igual de fervoroso y con los mismos derechos que los que piensan como el gobierno? 
Pensar que un enviado de Magneto juntó a los estudiantes en un patio de Harvard y les ordenó hacerle preguntas incomodas a la presidente...¿es serio?

Con respecto a este punto, una anécdota la involucra nuevamente a la presidente del Brasil, Dilma Rousseff: con motivo de una visita idéntica a la que hiciese Cristina hace unas semanas, la presidente del Brasil fue informada de que los estudiantes le harían preguntas. La presidente, dando por sentado que algunas de ellas apuntarían a los casos de corrupción de su gobierno (arriba mencionados), le dijo al presidente de la universidad que no aceptaría preguntas, tras lo cual , el presidente le comunico que la respetaba, que no la obligaría, pero que ,en esas condiciones, la conferencia no se realizaría. 

La conferencia se realizó, los estudiantes hicieron las preguntas sobre la corrupción en su gobierno y Dilma Rousseff las contestó con altura, adelantando ,incluso, medidas que luego tomaría.

Queda claro: la presidente argentina debió contestar las preguntas,sin enojarse, sin ningunear ("Decíle a tu compañerito...") y demostrando con argumentos lo que se quiere decir.
Debe haber pocas palabras mas hermosas que relato . Sin embargo el gobierno la ha destrozado, llevándola al extremo de significar una sola cosa: relato es lo que nosotros, el gobierno, decimos. Lo que nos describe como lo que somos ,un gobierno perfecto.
Entonces, relato es defender a Moreno del ataque de unos cybernautas desquiciados, pero, ¿Como encaja dentro del relato las bravuconadas sin limite de Hebe de Bonafini- arquetipo de el aliado- , insultando por igual a Macri, Susana Gimenez o la comunidad Boliviana - entre otros-?
Relato es decir que el 7D Clarín debe cumplir la ley ,porque la ley es para todos igual...sin embargo,el Gobierno viene desoyendo a la Corte Suprema que le ordenó pagar los juicios a los jubilados,obligando a estos  a reclamar lo ya ganado...no es necesario aclarar que muchos de ellos no llegan a cobrar lo que les corresponde...esto no es parte del relato.
Un símbolo de nuestras fuerzas armadas, la fragata Libertad, ha sido retenida en Ghana con todo su tripulación e invitados a bordo. Así lo ordenó un juez, atendiendo a una orden de un pedido de los llamados "fondos buitre". No es mi intención dilucidar si tienen o no razón.  Lo que no debe ser minimizado es la falta de profesionalismo absoluta del canciller Timmerman, quien desoyó voces de militares argentinos y de su propio ministerio desaconsejando el anclaje del navío en ese y otros puertos africanos. 
¿Puede el canciller desconocer que Ghana es ,a todas luces , el país africano mas avanzado del continente con excelentes lazos tanto con Gran Bretaña como con los Estados Unidos?¿Puede desconocer el canciller que la constitución de la justicia de dicho país hacía suponer fuertemente que daría curso al pedido de dichos "fondos buitres"?
Esto se inscribe dentro de otro de los males: el gobierno considera que todo es cuestión de voluntades y da nula importancia a la formación profesional de los cuadros que en las diferentes áreas deben llevar a cabo la políticas de Estado.
Pero eso es tema para otro momento.

Seria deseable,entonces,  que la presidente revea su actitud. Que entienda que el pueblo en su mayoría  -la misma que la votó hace menos de un año- apoyaría las correciones que ella deba hacer tanto de políticas como de personas. Que entienda algo tan sencillo como que equivocarse es natural. 
Claro que para ello  es condición indispensable saberse equivocada, algo bastante difícil para alguien que se considera perfecta.