domingo, 2 de abril de 2023

Acantilado

 



Fantaseó con ello mucho tiempo. 

No años,pero si meses. Tenía una edad suficiente (el adjetivo le resultaba adecuado) , sus hijos se habían independizado hacía tiempo y sólo debía ajustar alguna que otra cosa para no complicar a nadie con su decisión.

Pero eso también estaba resuelto. 
Sus cuentas estaban pagas, un par de seguros cubrían gastos imprevistos y poco más. Nada más.
Ya había  ido al acantilado unas tres o cuatro veces. 
En todas,claro, se había arrepentido o, disfrazando la excusa , se dijo a sí mismo que no estaba listo.
Ese domingo  por la mañana aparecía similar a esas veces anteriores, no obstante ello, igualmente sacó  la carta que guardaba en el segundo cajón de su cómoda,  le dio de comer a su perro y subió a su auto.
Al encenderlo, un impulso lo hizo volver sobre su pasos , entrar a su casa , dejar las llaves sobre el estante del espejo, y caminar hacia el parque.
Silbó.
El perro corrió hacia él y se acostó a sus pies.
Él se acostó a su lado y lo abrazó.  Le dijo un par de palabras ,casi susurrandolas, mientras lo acariciaba, se volvió  a parar y volvió al auto.
Al encenderlo él se dio cuenta que esta vez era diferente a las anteriores.

Llegó  al acantilado y dejó el auto a la sombra de un pequeño sauce.
Dejó la carta sobre el asiento del acompañante y su teléfono, desbloqueado.
El borde estaba a unos cincuenta metros.
Caminó hacia él despacio , escuchando el sonido de unos pájaros que supuso gaviotas y oliendo el mar.
Al llegar, el vértigo que lo acompañaba de siempre, lo hizo detenerse a uno o dos metros
En el horizonte , un pequeño barco de pescadores se balanceaba, nuez.
Sintió el viento en sus mejillas.
Dio un paso. Y luego otro.
Debajo, las piedras del final se escondían entre lenguas de mar.
Como otras veces, pensó  en volver atrás.
Fantaseó,una vez más, en qué pasaría en esos pocos segundos .
Cerró los ojos y se dejó caer.
El viento rozó suavemente sus brazos abiertos,y , antes de las piedras , se decepcionó  al darse cuenta de que sólo pensaba en esas dos o tres cosas que había tenido y perdido y que ya nunca volvería a tener.