sábado, 19 de agosto de 2017

Aún





Es un zumbido,apenas. Estiro mi mano y lo apago. Afuera es aun noche.Me visto a un ritmo conocido y veloz. El auto está frío como todo lo está en abril. Sólo luego de unos minutos la calefacción me entibia, amable.
Llego puntual, como siempre. El policía me saluda con un gesto conocido. Dice mi nombre.Apoyo mis cosas sobre el escritorio. Está limpio y ordenado, como lo dejé ayer. Enciendo la computadora y espero. Mientras, en la taza de mil mañanas, coloco una, dos , tres cucharadas de café. El café es instantáneo pero es el único. Si quiero un café mejor debo esperar a que abra el bar de la esquina y para ello aun falta una hora. Para ese entonces el trabajo habrá comenzado. Bato, apenas , el café con un sobrecito de edulcorante que me dejaron el día anterior. Para disimular el sabor, lo mezclo con leche. La leche es leche en polvo, por lo que , si debiese puntuar a mi café de la mañana –en una escala de cero a diez- le daría un dos.
El único motivo por el cual sigo preparando mi café de dos puntos cada mañana es por el primer sorbo: ese primer sorbo, caliente y apenas dulce, lo justifica todo. Es lo que necesito a esa hora de la mañana cuando por la ventana del primer piso apenas se ve algún rayo de sol.

Hablamos de un partido de futbol sin importancia y de otras cosas que tampoco la tienen.Cuando en la taza veo la mitad del café, me paro y la tiro en la pileta. Enjuago la taza y bajo las escaleras.

A las ocho comienzan a llegar.


El ruido fue , para mi, como el de un tablón que cae el piso. Breve y seco. Pero no, fue un disparo.
La gente grita. En realidad , algunos habían gritado antes, pero en mi cabeza, lo escuché casi al unisono. Los gritos y el disparo. El señor que se estaba intentando suicidar (aun no había muerto) estaba siendo observado por casi todos los presentes. Es llamativo el impacto que produce la muerte de un desconocido. Sus efectos son mínimos y pasan casi desapercibidos. Algunos se manifiestan muy nerviosos pero minutos después los veo reír. Una mujer filma con su teléfono celular  al aun vivo y lo envía a un medio de noticias en la pretensión infame de obtener un rédito político. 
Otros hablan a su alrededor y dicen cosas como : ¡Pero que barbaridad! o ¡ Vaya a saber que pasaba por la cabeza del pobre hombre!
La muerte es solo importante cuando es nuestra. Un amigo , un vecino, un pariente , nuestra familia, claro,algún amor que persiste... algunos llegan a llorar artistas, pero no mucho mas. 
La muerte de otros nos rodea, nos inunda, día a día, la vemos como natural y , cómo en este caso, no nos quita ni el hambre.










El hombre se sienta frente a mi. Está enojado. Cree tener razón , pero no la tiene. Le explico cuales son los pasos a seguir. No le importa. El hombre piensa en si mismo, en sus problemas. Piensa en que no tendrá dinero esta semana y quizás , en todo el mes. Lo entiendo . Trato de ser –aún- mas amable. Pero el hombre esta enojado. Se para. Me dice: mañana vengo y te pego un tiro.
No le di importancia hasta la mañana siguiente cuando lo vi entrar con la misma cara de enojado. El policía estaba advertido , lo sigue.
El hombre se para frente a mi y me dice:
Vengo a disculparme con usted. Me atendió muy bien y fue muy respetuoso. Discúlpeme, repitió.
Giró y se fue.





Es tarde y estoy cansado. Estoy haciendo horas extras . Maldigo al dinero y a la necesidad de tenerlo. Pienso  en cuanto mejor debe ser la vida de aquellos que no tengas tantas cosas por pagar. Cosas que
antes no existían y que ahora lucen indispensables. Alarmas que nos monitorean. Servicios de televisión.Y mas televisión por Internet. Y mas Internet, muy muy rápida... Y Obras Sociales que nos cobran nuestra cura  del futuro enfermándonos en el presente. Teléfonos celulares sin los cuales seriamos parias. Seguros del auto. Y de la casa .  Gimnasios a los cuales vamos a sufrir. Ropa que no necesitamos pero que compramos, de todos modos. 
Sonrío. La gente no tiene la culpa. Llamo a una persona.
Es un hombre, de unos cuarenta años. Tiene cuatro hijos. Su madre los abandonó. Viene a solicitar un crédito.
Intento hacerlo , pero el sistema lo rechaza. Mi supervisora me dice que “no está contemplado en la normativa” y me agrega que "los créditos son solo para madres”. Le explico. Le digo que este padre es mejor que muchas madres. Cuando me iba a decir otra vez que “..la normativa”, me doy vuelta y la dejo hablando sola. A ella y a  su puta normativa.
Me siento frente al hombre. Le explico. Le digo que la única forma es reclamarle a su ex mujer judicialmente. Me interrumpe. “No. Eso significaría tener que volver a verla. Y ni mis hijos ni yo queremos verla nunca mas. ¿Sabés que? , me preguntó. El mismo contestó:  Por suerte tengo un trabajo, no necesitamos mas"
Me dijo todo esto sin enojarse ni por un segundo.Lo dijo calmo y seguro. Antes de parase e irse, me sonrió y me dijo : Gracias.

Mientras se iba , yo fui sintiendo como tras de si iba dejando todo el salón vacío de dignidad, como si toda la tuviese para él y no la pudiese compartir con nadie.




Subí al auto y me di cuenta que ya había atardecido . Me percaté que no había visto al sol en todo el día y me pregunté si ello seria normal.
Hay cosas peores, pensé , miré por espejo y arranqué.