martes, 29 de noviembre de 2016

Una colina, tu voz







Quiero bajar corriendo una colina.

No demasiado escarpada,suave.

Con algunas pocas rocas,de pálido gris y verde, mucho verde.

Si cierro los ojos no existe  ni el ámbar ni el marrón. 

Sólo el  verde.

Corro. Y en mi carrera escucho tu voz que me llama.

Mi respiración se agita. Te veo.

Tus brazos se extienden hacia mí. Ya casi llego.

Podría este ser un sueño y recurrir al trillado despertar.

Pero no.

Llego.

Llego a tus brazos. Mi mejilla huele la tuya.

Creo no necesitar nada más en este mundo:


Una colina verde, mi carrera, tu mejilla.


































¡Cuánto lamento que nuestras mejillas se olviden!

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