Voy a levantarme. Incluso antes
de que suene la alarma. Me duele acá. Tendré que acostumbrarme. Voy a buscar, rápidamente,
que ropa ponerme. Esto no. Esto. Y esto otro. Tengo dos relojes, elijo uno. Voy
a mirarme en el espejo .Soy casi el de siempre. Me sonrío. Paso mi mano derecha
por la frente. Lo que parece una arruga, es una arruga. Sigo cantando la misma canción
que anoche, sin cantarla, en silencio. Creep. Afuera, solo la aun noche y el
gallo eterno. El perfume que me gustaba anoche, me sigue gustando. Mucho. Cierro los ojos
ya sin sueño y me huelo. Puedo estar en mil lugares. Y en ninguno. Con vos.
Solo. Alegre. Triste. Abro los ojos y miro el reloj. Tranquilo. El auto me es
fiel, una vez a la llave y nada más. Pongo más música. Otra. Baby, you turn me
on. En la ruta una niebla pertinaz disfraza de
miedo el camino. Pongo voz grave y creo cantar bien. Una joven espera el
colectivo y de su boca sale vapor. El reloj de mi trabajo me desconoce, terco.
En la felicidad de no pensarte, transcurro. Cuando salgo, la camarera me sonríe.
No sé si hay paz en su sonrisa , pero creo ver paz en ella. Subo al auto, me restrego
los ojos. Los lentes de sol calman mi mirar. En el lugar en el que los libros viven,
tomo un café. Pienso. Todo el día pienso. Tantas cosas. Intercalo tonterías con
alguna que otra brillantez. Voy al baño. Una de las luces no funciona pero
alcanzo a leer uno de los versos más hermosos, escrito con birome en una
puerta. Vuelvo a mi mesa. El café despide volutas que se pierden en una fotografía
que cuelga de la pared.
Coloco el pocillo en mi boca y
dejo que el líquido caliente se deslice en mi boca. Como con el perfume, me transporto. A tantas tardes,
tantas charlas. Tanto amor. Llego a mi casa. El ausente ladrido. Las hojas del
otoño en mis
suelas. Pienso en ir a caminar. Me arrepiento y me tumbo en mi sofá.
En la televisión danzan corruptos , infieles e infelices. Mientras el sueño me
vence pienso en cuanta gente confundida navega en mis mares. Cuanta gente que
se cree feliz. Cuanta que sabe que nunca lo será. Cuantos arrepentidos. De haber
perdido. El amor. Preparo mi cena. Sirvo una copa con sabores. Que recorren mi
lengua. Y despiertan mi soñar. Estoy con vos. Temblando en mis brazos. Y te leo mintiendo amor. Cuando abro los ojos y no estás pienso en el camino que elegiste. Tan
quieto. Tan correcto. Y, mientras me compadezco de tu error, tomo el libro. Leo
los versos tan sentidos. Miro el reloj. Y apago la luz.Y me sumerjo en mi noche. Y nado.