lunes, 6 de enero de 2014

Bicicleta

Quizás ya sea hora de dejar,de resignar, piensa. En el péndulo que lo lleva a extremos, viaja confundido.
Por la noche se acuesta e intenta cerrar los ojos y lo logra,pero ¿Cómo cerrar su mente a ella? ¿Cómo dejar de pensarla,  de soñarla ? Da vueltas.  La ve,  lejana, inalcanzable. Transpira. Su corazón se acelera, se hace pequeño en el agujero de su pecho. Llora. (Recuerda que en una oportunidad , ella le preguntó :¿LLoraste? Y el recuerda haberse dado cuenta que ella se creía la dueña del dolor, y haberle contestado: Si, solo y bajito.)
Se reta a si mismo. Prende la luz.  Con su sabana testigo de dolor ( y de placeres) se seca.
Lee un libro sin ganas de leerlo. Pobre libro.Lo deja.
Pone música. "it doesn´'t matter to him ". Es un hermoso tema, pero tan,tan triste. No necesito tristeza, para triste estoy yo, se dice. Apaga la música. Y la luz. Se impone una idea optimista. Se duerme.
Se levanta más temprano que lo que hubiese deseado. Lo espera un largo día , eterno. Sale a caminar.  Cree verla venir. No, no es. El celular no suena. El día es más largo de lo que dice el reloj.
Recuerda su última conversación.  Resuenan en sus oídos sus palabras, su música.  Su voz es más dulce que lo normal. 
"¿Querés cortar?" ,le dice ella. "No, no quiero", le contesta él. 
Al rato, "¿Querés cortar? ,le dice él... "No, no quiero", contesta ella. Adolece,adolescente adolescencia.
Cree advertir amor. Indudablemente,  se equivoca. Como tantas veces. Tantas. Tantas.
La ansiedad lo devora. Piensa constantemente en ella. La imagina recorriendo calles que no conoce. Su mente ( la suya ) se  vuelve vulgar. Piensa: yo no soy así. Ni lo seré.  Inútil consuelo. Sabe, desde siempre, no poder amar sin amor.
Está harto de explicar lo que siente. 
Ya no quiere hacerlo más. 
Él sabe lo que pierde. ¿Lo sabrá ella? 
¿Cómo pudo sucedernos  esto? ¿Cómo? Se castiga ,preguntándose a si mismo, ¿Cómo?
Recuerda su temblar...¿Cómo pudo ella no advertir el suyo?,vuelve a enojarse. Él si recuerda su piel vibrar.  Claro que si. Constantemente.  Ahora. Y antes.  Y siempre.  


Quizás ya sea hora de retirarse, piensa. Despacito, silbando bajo. 
Se para en un escalón alto, que le permita ver lo que le queda de vida.Mira.
¿Cuantas veces más podrá coincidir? 
¿Podrá, Aunque más no sea una sola vez mas?


Desea una sola cosa: vivir una vida sin arrepentimientos, sin pensar ¿que hubiera pasado si? 
Y  Olvidar. Su sonrisa y su bondad. Su piel.  Su candor. Rápido. Y para siempre. 
Y,  mañana,  cruzarse con ella como quien se cruza con esa vieja bicicleta. A la que quiso tanto, pero tanto,  tanto y ya no.











Y como si fuera poco, Orbison.