miércoles, 10 de octubre de 2012

Cuanto nos sobra


Estoy sentado en un café. En el mismo de siempre. 
Revuelvo el café,negro, casi amargo,doy unos golpecitos a la cuchara,tomo un sorbo y apoyo la taza.
Mientras hojeo el diario escucho que se acercan dos niños,dos hermanos. Nueve años ,el mayor, y apenas unos cuatro o cinco,el menor. El mayor tomaba de la mano a su hermano,o casi: sus dedos se tocaban,se separaban,se volvían a tocar.
El mayor se acercó a la barra mientras el empleado preparaba un pedido,de espaldas. El mas pequeño se arrodilló debajo de la barra, escondiéndose.
Cuando el empleado giró,apenas vio la cabeza del mayor de los hermanos.
-hola,le dijo.
-hola,contestó el niño...¿Conocés a mi hermano?,dijo,mientras tironeaba de las ropas del pequeño escondido.
El pequeñito salió rápido portando su mejor sonrisa.
-Hola! Dijo el empleado, no te había conocido!

El empleado giró y entró en la cocina,volviendo enseguida con un paquete que entregó al mayor de los niños. Este estiró su mano libre y tomó la de su hermano con suavidad:-¿vamos?,le dijo.
-vamos,contestó el gurrumín,mientras pasaba a mi lado y sonreía.

Me quedé un rato largo,bien largo,con el café ya helado,pensando en cuantas veces sufrimos por tonterías,creyendo que nos faltan cosas,sin darnos cuenta cuanto no sobra.
Me quedé pensando en ese niño con dignidad mineral que no extendió su mano ni necesitó ofrendar lastimas ni culpas,solo sonrió. 
Y me pregunto si no será tiempo de salir a caminar, y acariciar la cabeza de nuestros hijos ,mientras el sol calienta, y contarles alguna anécdota inventada o leerles alguna libro.
Me pregunto si , quizás, no seria bueno imitar a ese niño que ,rodeado por personas leyendo libros que nunca leería , comiendo sándwiches que tanto desearía , bebiendo gaseosas que saben a poco en esas bocas que las beben a diario...y ,pese a todo, sonreía.
Me quede pensando en cuanto nos sobra.
Cuanto nos sobra.