domingo, 7 de octubre de 2012

Casualidades



Detesto la autoayuda y todo el merchandising que viene detrás. En todo caso, sí, podríamos "autoayudarnos" y corregir errores, volvernos mejores, mirándonos al mismo espejo en el cual nos miramos a diario, sin necesidad de Gurúes ni maestros que cobran fortunas. 
¿Acaso yo no sé respirar? Lo vengo haciendo bastante bien desde que nací. Es mas, sé de gente que ha dejado de hacerlo y muy bien no le fué.
¿Puede Ari Palluch enseñarnos algo? ¿Deepak Chopra? o este tal Sri Sri...¡Por favor!
Tampoco creo mucho en el horóscopo  Eso de que según se acomoden los planetas nos va a mejorar o empeorar la cosa ...hmmmm. ¿Es lo mismo ser de virgo en Argentina que en Siria?
Es verdad que  en Argentina podés leer el horóscopo y te dice :"Cuidado al salir a  la calle , te pueden matar"... y en Siria... también ,pero eso de pensar que a TODOS los que nacimos en tal semana nos va a ir parecido, me huele a chanta. (Máxime después de enterarme que en el diario mas importante de mi localidad, "armaban" el horóscopo con una ruletita a mano, casi una perinola...)
Pero si creo en las casualidades. Fijáte si no. Abro la revista de "La Nación", empiezo a hojearla, poniéndome y sacándome los lentes,(sin ellos tengo que pegarme a la revista y con ellos, no me alcanzan los brazos para alejarla de mi...) y leo a este Sr.  Sinay (y acá viene lo de la autoayuda), contestando a una especie de correo de lectores.
Transcribo la columna:

Señor Sinay : ¿Es bueno continuar con una relación en la que el amor de la otra persona no está profundamente arraigado en la pareja? 
Leonardo Sisterbuck
Con rotunda brevedad, nuestro amigo Leonardo plantea cuestiones de peso. ¿Qué significa que el amor del otro esté profundamente arraigado? Acaso lo esté, pero no como lo deseamos o necesitamos. Quizá no a nuestra manera, sino a la de ella, o él. En La sabiduría del amor, el filósofo francés Alain Finkielkraut apunta algo tan cierto como inquietante: quienes se aman están juntos, pero no todavía. ¿Qué significa esto? Que como todo encuentro amoroso real es un encuentro entre seres diferentes, siempre anidará el anacronismo en la relación. Se trata de aprender a acompasar ritmos, deseos, posibilidades y tiempos. No todavía quiere decir que siempre faltará algo para llegar a la anhelada completitud; si ésta se produjera, habría una suerte de petrificación del vínculo. Eso que falta llama a seguir. En tanto seres vivos, dos que se aman crean un organismo (la pareja) que, como todo lo viviente, está en un proceso permanente de transformación. No hay una imagen congelada de la pareja; ésta alterna los ciclos de retiro y de contacto, de cercanía y de distancia. Dos instancias inherentes a la vida, como el inhalar y exhalar de la respiración.
Si la dualidad se convierte en unidad, dice Finkielkraut, ya no hay diálogo amoroso, sino monólogo, no hay diversidad ni espacio, no hay perspectiva desde la cual mirarse y descubrirse o reconocerse mutuamente. Sólo los miembros de la pareja perciben si el distanciamiento es un momento natural de la relación o si es ausencia. Mientras tanto, cada quien debe saber cómo necesita ser amado y cuál es la necesidad amorosa del otro. Si cada uno puede proveer y recibir eso que necesita, la respiración del vínculo alcanzará su cadencia propia, no habrá angustia en el momento transitorio del retiro y habrá profundo gozo en el contacto. Quizá antes de preguntarse por el arraigo del otro haya que inquirir sobre la propia necesidad y los propios tiempos. Para esa tarea son necesarios tanto el corazón como la mente.




Es,entonces, tiempo de dejar de ocultarse detrás de la primera persona del plural,y pasar a la  primera del singular:
Y pienso en cuantas veces le habré requerido,exigido a la persona amada que sienta lo mismo, exactamente lo mismo que yo por ella. Y, ademas, en ese mismo instante. No mañana, ni ayer: ahora.
Y pienso en cuantas otras veces, habré sentido por otros tanto -tantísimo- mas que ellos por mi.
Y,por que no, ¿Cuantas habrán sido las veces en las que habrán sentido  que me amaban y yo no?
¿Cuantas las otras en las que yo si amaba,pero no en la medida pretendida,exigida? 






Y pienso. Las casualidades existen.

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