Hace algún tiempo atrás, con
una amiga intercambiamos opiniones acerca de películas.
Mas que opiniones eran recomendaciones. Le nombré algunas ,
pero ella no fue reciproca con las recomendaciones. Mi amiga tiene una cualidad
que a estas alturas , quizás , sea una virtud: es muy parca. En
aquella ocasión , recuerdo, me dijo: estoy viendo
una película, ahora mismo: es buena.
Meses después , luego
de cenar, estoy con mis hijos y digo: ¿Vemos una película? Es
un sábado lluvioso y apenas frío que nos tiene reunidos en
el cuidado de nuestro pequeño perro, recién operado. Después de decir esto,
comienza la rutina rito.
Revolver entre películas compradas pero nunca vistas.
Ponernos de acuerdo. Impongo una condición: Que nos guste a los tres.
Cuando veo sobre la mesa del
televisor el sobre con la película, me acordé de
aquella calificación de mi amiga: Buena. y pensé :¿Porque
no? Vamos a verla.
He aquí una breve
reseña de "Un viaje de diez metros".
Una familia india que debe
escapar de su país por motivos políticos, arrastrando la
muerte de la madre matriarca en su huida. El dolor del desarraigo en
Inglaterra. La mudanza a Francia en búsqueda de quien sabe que. Un
accidente fortuito que mucho tiene de destino. El encuentro con un pequeño
pueblo de montaña lindante con Suiza. El empeño de un padre patriarca en
establecer un restaurante con comidas indias justo en frente de un exitoso,
renombrado y premiado restaurante francés. La resistencia del poblado a aceptar
a los "extraños". Y otra vez la violencia , como si no hubiese lugar
indiferente a ella.
En medio de todas estas historias
, el amor. El amor de una madre. El amor de una joven pareja.
El amor de un
padre que acaricia la mejilla de su hijo. El amor de una pareja no tan joven.
Todo ello enmarcado
en imágenes de un pueblo soñado, con el sol que se pone en las
montañas y deja ver prados verdes y nieves blancas. Primeros planos en cámara
bien lenta de una comida que se cocina, a contraluz. Y primeros planos de
miradas que dicen.
Nada difícil de encontrar en el
sueco Lasse Hallström (¿A quién ama Gilbert Grape?, "Siempre a tu
lado").
El elenco es impecable, con
desconocidos (¡al menos para mí!), salvo quien encarna a la exigente dueña del
restaurante francés´, la inigualable Helen Mirren
El resto es verla.
El resto es verla.
Habiendo cumplido con la reseña y,
sobre todo, con lo breve de ella, diría que mi escueta amiga se quedo corta : la
película no es buena. Es muy, muy buena.