domingo, 13 de octubre de 2013

Rollo

Mi hija me lo dio hoy, por la mañana. 
Me regaló un viejo rollos de fotos, al que transformó en un llavero.
No se si es consciente de lo que significa para mi.





No es ,claro, un rollo cualquiera. Quizás, con alguna pequeña explicación, puedan entenderme.

El pasado viernes la dejé en casa de mi madre, ya que yo tenia una cena con amigos. Al parecer anduvieron revolviendo cosas. Siempre que se juntan suelen hacerlo. 
Han abierto el bolso en el que mi padre tenia su cámara de fotos, con sus lentes y todo aquello que necesitaba para salir a tomar fotografías. Mi padre había realizado cursos y ganados varios premios. Él mismo realizaba el revelado de sus rollos, en un pequeño cuartito en el fondo de mi casa de niño. Era un viejo baño en desuso que había sido transformado en  "laboratorio"  de revelado, a prueba de luces. Allí había estantes, bateas,cajas, pinzas plásticas  y , sobre nuestras cabezas, unas  sogas en donde mi padre colgaba los papeles aun húmedos de ese líquido con olor tan penetrante como  inolvidable. Previamente, mi padre colocaba el rollo en un recipiente cuya tapa poseía una  manija plástica que debía girarse por unos minutos. Yo era el encargado de girar la manivela. Apenas superaba  el metro y miraba ,subido a un banco, como colocaba el papel blanquísimo en la batea, lo sumergía en aquel líquido y luego aparecían allí las imágenes, lentamente, como pequeños fantasmas. Miraba las imágenes y lo miraba a él,quien, a su vez, miraba mi cara de asombro. Todo a la luz de una luz roja que era como una lente que hacia todo único, diferente.



Ya en la secundaria, me ayudó con las tomas y el revelado de unas fotos que luego presentaría en el concurso anual del colegio de Salesianos al que concurría. Eran los llamados,con pompa,  "Juegos Florales". Fuimos una tarde al puerto y sacamos unas fotos hermosas a los pescadores, sus barcos y sus redes. Luego las revelamos -el plural es mentiroso: las reveló- , dándole el tiempo justo para que el papel , en maravilloso blanco y negro, refleje un granulado que le daba una belleza especial a aquellas imágenes. Recuerdo el rostro ajado de un pescador mirando el mar. Gané el concurso casi con la vergüenza de saber que el merito era todo suyo.  En la pared de mi casa cuelga el premio con el que ,orgulloso, volví aquella tarde a casa: un cuadro pintado por uno de mis profesores, un reconocido plástico de la ciudad.











Muchas fueron las tardes en las que, al volver de su trabajo, nos metíamos en aquel cuartito, hasta que mamá nos llamaba a comer.
Seguramente debo haberme aburrido de tanta magia y debo haber dejado que mi padre vaya solo allí, (en lo que debe ser una triste evolución natural), hasta que, tiempo después, mi padre regaló aquellos aparatos a un pariente.



 Al morir , hace ya quince años, el bolso quedó allí, en un rincón de un placard, al cuidado de mi madre.
Y en su interior la cámara y en su interior , el rollo. Este rollo que hoy mi hija me regala en una vuelta de hermosa tuerca .
¿Sabrá ella lo que representa para mi tener este rollo que él alguna vez compró, tanto tiempo atrás, y que vaya  uno  a saber cuándo colocó allí , dentro de su cámara de fotos, para sacar fotos que nunca sacaría?